“Mendoza Davis, pelotero a la bola”

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Lo que sucede en el bellísimo estado de Baja California Sur ni es algo impresionable ni mucho menos algo nuevo. Carlos Mendoza Davis no es más que uno de esos muchos mexicanos que coleccionan títulos, diplomas y reconocimientos como Elvis Presley amantes. Y esto que se dice no es algo que se inventa ni mucho menos. El actual gobernador de aquel estado peninsular que se ha afanado en llenar aquel territorio de estadios de futbol y beisbol, piensa que la cultura es cuestión de muy poca importancia. En su afán de quedar bien con ciertos sectoresdisminuyó el presupuesto local para becas y estímulos a creadores, además de que canceló festivales de música de concierto y cerró un museo de arte popular para construir uno de arte moderno. Ha cerrado institutos culturales y hasta bajado en mucho las aportaciones a cultura que en otros tiempos eran muy benignos.

Dice Julio Cortázar que la cultura es el ejercicio profundo de la identidad, pero el detalle viene cuando los encargados de apoyar esta importante disciplina de la purificación del alma y del espíritu, demeritan su valor. Creen que los museos son sitios de cachivaches y que los teatros antros de locos.

Cuando se dice que a la mona aunque la vistan de seda, mona se queda, ni se nos dificulta pensar en Mendoza Davis pues con todo y enorme currículo, sus actitudes cargadas de ignorancia no concuerdan en nada con sus títulos, los cuales son muchos. Podríamos empezar con que se graduó con honores en una licenciatura en derecho en una Universidad Nacional Autónoma de México en 1992. Asistió al Instituto de Derecho Internacional y Comparado, auspiciado de manera conjunta por la Escuela de Derecho de la Universidad Cornell y la Facultad de derecho de la Sorbona parisina.En 1995 obtuvo el grado de maestro en Derecho en Nueva York. En 2002, ganó la prestigiada beca del Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno Británico.En 2003, con sudiscurso titulado “La lucha contra el lavado de dinero en México: una evaluación crítica” se graduó como maestro en Políticas Comparadas en Latinoamérica, esto por la London School of Economics and PoliticalScience, en Londres, Inglaterra, bueno, hasta seguro estoy que se me pasarán algunos otros galardones.

Lo más curioso de todo es que teniendo una tan entera carrera estudiantil y de logros globales, y que algunas de sus tesis hablen muy profundamente sobre los derechos humanos, hoy, que es cuando debe de poner en práctica lo aprendido en tantas instituciones, simplemente se dedica a agarrar la bola de beisbol, el balón de básquetbol y se tome sus fotos para beneplácito de sus amigos. En pocas palabras los derechos humanos de sus gobernados quedan muy por abajo cuando cree que el deporte, que aunque es vital para la salud y entretenimiento, es mucho más importante que el pulimiento de la condición humana, culturalmente hablando.

El gran José Vasconcelos expuso que la cultura engendra progreso y que sin ella no cabe exigir de los pueblos conducta moral. Nada más cierto cuando es del dominio público que baja california por años ha sido la sede de algunos cárteles del narcotráfico. A menos cultura, más violencia. Sin embargo, el gobernador nacido en el 69 en la Ciudad de México, cree que pueden más las pelotas que las artes.

Con justa razón un grupo de intelectuales se pusieron molestos por la nueva actitud del capitalino al menguar su apoyo a la cultura. Cosa nueva no es. Son muchos los líderes a lo largo y ancho de la nación que le apuestan mucho más a lo lúdico que a lo cultural. La cultura en definitiva debe sacarse a las calles, no por nada el gran muralista mexicano, David Alfaro Siqueiros dijo deberíamos sacar las producciones pictóricas y escultóricas de los museos y de las manos privadas para hacer de ellas un elemento de máximo servicio público y bien colectivo, útil para la cultura de las grandes masas populares.

Existen estados en nuestro amado país cuya población vive del turismo y de la cultura. Me ha tocado escuchar a pequeñines contando fabulosas leyendas en Chichén Itzá. Lo mismo en Campeche y Quintana Roo. Ni qué decir de jovencitos que por unos pesos te narran las mejores historias sobre las momias de Guanajuato… pero ojo, son juglares del pueblo que no reciben un sueldo. Aman su pueblo y su cultura. Lo hacen porque todo cuanto les rodea huele a arte y refinamiento. Todo ello promovido muchas veces por las mismas autoridades en conjunto con artistas e intelectuales.

Carlos Mendoza Davis con toda y su larga lista de condecoraciones definitivamente necesita una revaloración personal… y ahí lo tienen, corriendo a primera base a sabiendas que es malo hasta para barrerse y alcanzar una carrera. Adieu.

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