NUEVO LAREDO.- El médico partero del IMSS Eduardo Rodríguez Balderas, quien se ostenta como oncólogo, le pidió un examen de próstata a una mujer de la tercera edad y presuntamente exigía 30 mil pesos para tratarla por fuera.
Rodríguez Balderas le pidió a una mujer de 74 años de edad un examen de próstata, pese a que ésta es una glándula que tienen debajo de la vejiga los hombres.
La mujer lamentablemente murió el pasado mes de abril y en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no alcanzaron a realizarle ningún estudio e incluso después de la cita con el médico Eduardo, presuntamente sus familiares nunca recibió atención médica en dicho instituto.
La hoy occisa fue atendida por el médico Eduardo Rodríguez Balderas en el IMSS, el cual quería atender a la mujer en su consultorio particular y cobrarle 30 mil pesos presuntamente por cada quimioterapia, así lo dijo el hijo de la señora fallecida, Eva Hernández.
Eva Hernández, de 74 años de edad, murió tras presuntamente no ser atendida en el IMSS del cáncer de hígado con metástasis
El médico Eduardo, en su única cita con la paciente, le solicitó un estudio de próstata a la mujer de la tercera edad, lo que les pareció incongruente y quedó la evidencia plasmada en la receta impresa que entregó.
El hijo de la fallecida también indicó que fue en el 2014 cuando le detectaron el cáncer a su mamá por fuera y debido a que el tratamiento era muy costoso un médico les recomendó que fueran al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ya que la señora era derechohabiente y así lo hicieron, pero nunca se imaginaron que pasarían por esa difícil experiencia.
Hicieron cita y les tocó con el médico Rodríguez Balderas, quien desde un principio se portó déspota y descortés.
A pesar de que los familiares de la mujer de la tercera edad trataron de juntar los 30 mil pesos, al momento de ir al consultorio del Hospital de Especialidades, se percataron de que el consultorio no pertenecía a él.
Sin embargo la familia de la fallecida por condiciones económicas no pudieron conseguir la cantidad, entonces comenzaron a dudar de la capacidad médica para atender a personas con cáncer.
“A lo mejor hubiera vivido un poco más, eso no lo sé, o tal vez sin menos dolor”, precisó Miguel, hijo de la fallecida.
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