CIUDAD DE MÉXICO.- Jóvenes reivindican el placer de la lectura y combaten el estigma de que a las nuevas generaciones no les interesan temas trascendentales.
Ser joven y ser lector es una afirmación que incluye más que libros.
Para los Guardabosques, personas de 15 a 33 años que participan en el Círculo de jóvenes lectores de la Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México, esa frase representa desde una máxima de vida hasta una postura política.
“Es romper con la idea de que los jóvenes no leen, de que a los jóvenes no les interesan las cosas importantes”, señala Alejandro Flores, un chico de 19 años que asiste al club de lectura.
Con la idea de combatir los estereotipos y generalidades sobre la juventud —porque hay varias formas de ser joven, asegura Áurea Esquivel, una de las coordinadoras del grupo—, presentaron el Manifiesto “Soy joven, soy lector” en la Biblioteca Vasconcelos.
Se trata de un pronunciamiento público de ocho puntos que pretende divulgar la postura del Círculo sobre la literatura infantil y juvenil, tres conceptos que, aseguran, están cargados de prejuicios.
Al hablar de literatura, muchos jóvenes creen que deben leer sólo a los clásicos y se sienten mal si no lo hacen, explica Áurea. Otros, en cambio, consideran que la literatura juvenil no va más allá de zombies y vampiros.
“Pero la experiencia literaria se trata de cómo te relacionas con el texto, no de qué debes leer, ni cuántas páginas leer en determinado tiempo”, expone.
Por eso, el primer punto del manifiesto indica: “los jóvenes sí leemos y no nos conformamos con 20 minutos al día. Interactuamos con las obras (…) nos involucramos, nos emocionamos, nos decepcionamos y preguntamos”.
En el caso de la juventud, señala, la sociedad la considera el mal del mañana: “estamos así porque los jóvenes ya no leen, porque no se involucran”, ejemplifica.
Para luchar contra esa realidad, con el manifiesto hacen dos llamados.
El primero, a la industria editorial, para que publique libros “juveniles” de calidad y diversos temas, pues a los jóvenes les interesa más que sólo romances fallidos, héroes o las fórmulas que repiten los best-sellers, aseguran.
El segundo exhorto pide desaparecer los estereotipos que los adultos atribuyen a los jóvenes.
Empezando por entender que no se leen sólo libros y novelas, sostienen. Otros productos culturales como el cine, ánime, fotografía y videojuegos forman parte de los textos que ahora disfrutan los jóvenes y son válidos en cualquier formato.
Sin embargo, subrayan, aunque les gustan los cambios que internet ha traído en la forma de leer, rechazan el plagio, los resúmenes fáciles y las frases mal atribuidas o anónimas.
Así, los Guardabosques buscan defender su derecho a ser oídos y leídos porque “también los jóvenes tienen mucho que decir”.
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