NUEVO LAREDO.- La seriedad y el respeto son fundamentales para un director funerario, quien se encarga de llevar o traer a un difunto y trasladarlo a su última morada, el panteón.
Así es el trabajo de Raúl Hernández Saldaña, director funerario, quien desde su mayoría de edad, tomó el volante y comenzó a dirigir cortejos fúnebres en Nuevo Laredo, un trabajo que ya lo trae de herencia.
Recuerda que desde sus bisabuelos comenzaron el servicio funerario en Durango. Años después llegaron a Nuevo Laredo donde siguió en el mismo oficio familiar, desde su abuelo, luego su padre y ahora él, brindan el servicio de descanso eterno.
Platicó que la clave para desempeñar bien este trabajo es la seriedad y respetar en todo momento el dolor ajeno de los familiares que han perdido un ser querido, por lo que hasta ahora no ha sufrido ningún percance de servicio.
Aunque hay quienes piensan que pudieran haber miedo al trasladar el cuerpo de una persona sin vida dentro de un ataúd en la carroza, el trabajo de Raúl comenta que es como cualquier trabajo, poco a poco se acostumbra a realizar las actividades, siempre respetando a los dolientes.
Al cuestionarle sobre si cabe la posibilidad del miedo al tener un cádaver en el vehículo que maneja, respondió que es superstición, pues nunca ha tenido ninguna acción que pudiera considerarse paranormal dentro de este oficio.
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