MAZATLÁN.-La pobreza y la falta de atención de su padre por la necesidad de trabajar provocaron al muerte de la pequeña Paula María Castañeda Flores, quien había sobrevivido 10 años con el desarrollo de una bebé de 18 meses.
Huérfana de madre desde que nació, al cuidado de sus hermanos y en condiciones de precariedad extrema, falleció a causa de un paro cardiaco al no resistir el tratamiento médico que desde hace una semana recibía en la ciudad de Mazatlán.
La historia de Paula María se dio a conocer apenas el martes 6 de septiembre en las páginas del periodico Noroeste, luego de haber sido internada el sábado 3 en el Hospital General de Mazatlán.
Así se conoció su caso, a través de las páginas del diario los lectores sinaloenses sufrieron con ella… le llovieron apoyos económicos y de incentivo a través de las redes sociales, pero ayer Paula María no resistió más.
De pequeña estatura, su cuerpo parecía más el de una bebé de año y medio, aproximadamente. No hablaba ni caminaba. No podría sostenerse en pie, su cuerpo era débil.
Los cuidados de su padre, un ayudante de albañil y pepenador en el basurero municipal de aquella ciudad, no fueron los adecuados.
La bañaba cuando podía y le daba de comer lo primero que tenían.
Su hogar, de lonas y tablas, sin agua, sin luz y hasta sin puerta, es el signo viviente de la carencia extrema. Ahí la pobreza se lleva tatuada.
Ayer, Paula María se despidió de un mundo de pobreza, su cuerpo no resistió 10 años de carencias alimenticias, materiales y de salud… la marginación en Sinaloa le costó la vida.
Con información de Sin Embargo y Noroeste
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