La trágica historia de: “La fuente de los muñecos”

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PUEBLA.- Toda ciudad encierra ciertas historias, algunas pasan de largo y otras se convierten en “Leyendas”, muchas son de tipo suspenso, otras trágicas y de terror, inclusive las hay con tinte dramático y hasta con cierto enigma; algunas son increíbles, otras son realmente tristes tragedias de un hecho real.

En México, es muy común que algunas personas cuenten historias y que éstas pasen a ser contadas de “generación en generación”

Un ejemplo de triste leyenda es la historia de unos hermanitos, este hecho pasó a la inmortalidad a través de la creación de una peculiar fuente construida en su memoria: “La fuente de los muñecos”.

Xonaca, es un barrio colonial, que pertenece al municipio de Puebla de Zaragoza, un barrio singular rodeado de calles estrechas y empedradas, en él se ubica la famosa “fuente de los muñecos”, ubicada entre la calle 22 Oriente y 18 Norte.

La gente “de dinero” que acudía de todas partes de México al barrio de Xonaca, se establecía ahí y construía sus casas llamadas “quintas”, las viviendas eran construídas con el fin de pasar el verano en ese lugar, su arquitectura de tipo colonial rebasaba toda belleza al mero estilo de ‘la colonia fusionado con Europa’.

Este estilo lo hacía acogedor para las visitas de los dueños recién llegadas del país europeo.

Una de las residencias que ha sobrevivido como tal y que aún prevalece es la que está ubicada frente a la iglesia de “La Candelaria”, misma que fue habitada por la emperatríz Carlota.

Manuel Ávila Camacho, Presidente de México en aquél entonces por el periodo de 1940 a 1946, también construyó su “residencia veraniega” en ese barrio, era hermano del entonces Gobernador de Puebla, Maximino Ávila Camacho.

Una historia trágica pertenece a Xonaca, donde pobladores cuentan cómo desaparecieron dos hermanitos, cerca de los años entre 1937 y 1941.

Una niña y un niño, hermanitos muy queridos por los vecinos del lugar, tenían cerca de 6 y 7 años eran hijos de un caballerango que trabajaba y vivía con su esposa e hijos, en el rancho del entonces gobernador de Puebla, Maximino Ávila Camacho, durante el periodo de 1937 a 1941.

Los niños siempre jugaban, cantaban y se divertían juntos, pues la corta diferencia de años que había entre ellos, los hacía más hermanables.

Una mañana muy lluviosa, los pequeños salieron de casa para dirigirse a la escuela, la niña con sus libros en mano y el niño con un paraguas que cubría a ambos para protegerse del agua, llevaba abrazada a su pequeña hermanita, caminaron por aquellas calles empedradas hacia su destino.

Entonces, se llegó la hora en la que acostumbraban regresar a casa, los padres de los pequeños se alarmaron al ver que sus hijos no llegaban, e inmediatamente después, con ayuda de los lugareños emprendieron una ardua búsqueda.

Sin tener éxito de la labor emprendida, se llegó a una conclusión, los habitantes del lugar, junto con los padres de los niños perdidos, dedujeron que éstos habían caído a un pozo situado cerca de la casa del entonces Gobernador Ávila Camacho.

“Jamás se les vio volver, sus cuerpos tampoco fueron encontrados”

A LOS NIÑOS LES LLAMABAN “LOS MUÑECOS”, EL APODO CON EL QUE SE LES CONOCÍA

Fue así que “La fuente de los muñecos”, se construyó sobre el pozo en el que suponen que cayeron, y en honor a los hermanitos, por órdenes del general Maximino, ya que fue conmovido por el hecho tan triste. La fuente se encuentra ubicada en la 22 Oriente y 18 Norte del barrio de Xonaca.

Estos inseparables hermanitos, dos pequeños inocentes, víctimas de la naturaleza, o quizá de alguien perverso que acechó sus vidas, viven para siempre en el corazón de este barrio de Puebla, convertido en leyenda y de la que circulan otro relatos.

Hay quienes cuentan que las figuras cobran vida por las noches

Se dice que desde que los muñecos se colocaron sobre la fuente, hay personas que los han visto moverse, salir a caminar, pues algunos aseguran haber escuchado risas de niños y sonidos de juegos, todos esos ruidos provenientes de la famosa fuente.

Los muñecos originalmente se encontraban cubriéndose del agua con una sombrilla, de pie, sobre azulejos de talavera poblana en el centro de la fuente.

En la actualidad, las estatuas se encuentran desgastadas por la caída del agua que golpea sobre la piedra de sus cuerpos, además, al pequeño le falta parte del brazo y la sombrilla que los cubría de la lluvia.

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