La final soñada… América humilla a Pumas y va contra Cruz Azul

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CIUDAD DE MÉXICO.- La historia se repetirá. Como en el Clausura 2013, como en la temporada 1988-89, como en la 1970-71, la final será totalmente en el Estadio Azteca. Será Cruz Azul-América.

La final por todos pensada, la que añoran los cementeros por los ánimos de revancha que hay después de aquella tragedia de hace cinco años y medio, cuando las Águilas empataron en dos minutos y ganaron en penaltis; la que también sueñan los americanistas, por la hegemonía que tiene sobre los azules.

Para esto, el América simplemente hizo trizas a los Pumas, los masticó y los escupió, se aprovechó de ellos, de las malas decisiones de David Patiño, de los errores puntuales de Alfredo Saldívar y la falta de corazón auriazul.

La peor goleada del América a los Pumas (6-1, 7-2 global). Mayor humillación no hay. Y sí, Miguel Herrera lo ha vuelto a hacer. Con las Águilas no pierde contra los felinos, pero lo más importante es que su club y él están hechos el uno para el otro.

Herrera se carga de una energía especial cuando se pone el uniforme azulcrema. El Piojo, de una u otra forma, lleva a este equipo a las finales y lo tiene en otra, contra uno de los rivales más odiados. El América va por la 13 y, aunque el azul está de moda, quién niega que la puede conseguir.

A los Pumas, simplemente los borraron de la cancha. Todos fallaron, pero si alguien era titular indiscutible era Saldívar. El Pollo jugó su partido 100 con el club auriazul. Se veía maduro, serio, hecho. Pero… A la hora de la verdad, se volvió un Pollito, y el América lo aprovechó para tomar seria ventaja.

No sólo fue comerse ese disparo de Renato Ibarra, después de la gran jugada del lateral Jorge Sánchez; además, entregó el balón inocentemente a un desconfiado Ignacio Malcorra, para que el propio Ibarra centrara y Roger Martínez —de media tijera— pusiera el 3-1. Pollo sin plumas.

De nada sirvió la fiera reacción de los Pumas con el tanto de Carlos González. El daño ya estaba hecho. Bruno Valdez, de remate con la cabeza, también adelantó de nueva cuenta a los de Coapa, y vino después la segunda falla de Saldívar.

Apenas pitó el silbante el inicio de la segunda parte y cayó el cuarto de las Águilas, un golazo de media vuelta de Guido Rodríguez. Vino el quinto de Diego Lainez y el sexto, un penalti cobrado y anotado por Emanuel Aguilera.

No táctica, fue plantel, fue experiencia, fue que el América demostró ser superior a los Pumas, que hizo más de lo que se esperaba en el torneo.

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