“La cuarta transformación”

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Desde que llegamos a una edad de responsabilidad,nuestro día a día es tomar decisiones. Muchas de estas seguramente producirán cambios y transformaciones en nuestra vida. Acorralados en una evolución necesaria muchas veces la toma de estas es perentoria. Sin más ni más, tomarlas o no tomarlas determinarán nuestro escenario en el devenir de los tiempos. La luz o la oscuridad dependerán básicamente en andar o permanecer en la ociosidad.

Desde muy joven conocí la historia de uno de los ladrones más famosos en tierras grecorromanas. Hablo de Sísifo. Condenado por los dioses por no sólo molestar a los mortales, sino también a los dioses, fue condenado a subir una enorme roca hasta la cima de una montaña. Justo cuando estaba por lograrlo, el peso lo vencía y la roca venía abajo. Sísifo volvía entonces a intentarlo en una carrera sin fin.

La vida del hombre es así, un ir y venir entre triunfos y fracasos. La amplia diversidad de experiencias es lo que lleva justamente al ser humano a convertirse en una potencia creadora muy a la imagen, como dirían los cristianos, de su gran creador.

Brincados los cuarenta y al detenernos un poco amirar atrás, advertimos si lo hemos hecho bien o si lo hemos hecho mal. Decisiones, decisiones y decisiones. Vamos por la vida ya no sólo en una transformación emocional o física, sino en dos o tres. La vida es un cúmulo de evoluciones y podríamos llegar a la vejez y seguir creciendo y madurando, todo en una esencia muy natural del ser humano.

Hay algo muy cierto en todo esto de los cambios de actitud. Si se habla del vivir o morir, creo que nadie desea lo segundo. No por nada el hombre se ha creado algo como un “paraíso” o un “nirvana”, sitios en los cuales se pueda perpetuar la vida y seguir en vigencia. La realidad es que nadie ha logrado escapar de la muerte. Con todo y que se escuche raro, esta es el mejor invento de la vida, es parte de una evolución que nos llevará a una nueva etapa quitándonos las escamas, la piel vieja para dar paso a algo nuevo.

Con la llegada de los españoles a nuestro continente, este casi murió con todo y sus tradiciones. Los ibéricos se encargaron de borrar todo un pasado que aunque por fortuna no lograron completamente, sí fue un cambio radical para los pobladores.

México es un país en constante evolución. Ha tenido una gran variedad de transformaciones aunque a últimas fechas se haya escuchado hablar únicamente de tres que vienen precediendo a una cuarta que está, según el nuevo presidente de México, por llegar a cambiarlo todo.

La primera mutación la germinó un sacerdote inconforme con el abuso español. Todos sabemos que fue el cura Hidalgo. La segunda la fomentó Juárez al creer que únicamente una ley reformada podría poner a la nación en órbita luego de que la independencia de la nación estaba perdiendo sus objetivos. La tercera fue un cúmulo de personajes que desde sus ideales formaron una notable revolución en 1910 que aunque llevó a muchos a la muerte, fue la causa de que muchos mexicanos recibieran justicia. Bien podríamos hablar de Zapata, Villa, Orozco, Carranza entre otros muchos.

Muchos han dicho que la revolución mexicana sigue en pie de guerra. Por muchos años los altos poderes se han aprovechado del que menos tiene. Justamente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que la cuarta transformación será eso, una muda a favor del progreso. Aunque suene como algo muy presuntuosos de su parte, no es una idea nueva. Desde el inicio de su carrera en la política y más notablemente durante su campaña en elecciones fallidas, siempre puso sobre la mesa su ideal de liberar al mexicano de la opresión.

Algo que debemos tomar mucho en cuenta es que con todo y que Obrador quiera poner en marcha dicha transformación económica y social en la nación, nada se logrará si los ciudadanos esperamos que tal cambio lo haga alguien más o que con el paso de tiempo y las nuevas leyes lo hagan. Esto está esperando por nosotros, por todos los que acudimos a las urnas y elegimos por mayoría y en verdadera democracia.

Dejo la pluma en el tintero no sin antes decir que la cuarta metamorfosis requerirá de una esperanza contenida en un sueño bien despierto. El cambio soy yo que ahora escribo y usted que ahora lee.De no ser así, por más ideales que posea un hombre por provocar el cambio, esto no sucederá. No acontecerá porque el país no lo hace el territorio ni un líder, lo hace todo un pueblo y para pueblo, nosotros.

Sea pues la cuarta transformación toda una transpiración causada por un trabajo entregado no en un bien personal, sino colectivo. Adieu.

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