“El precio del precioso”

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Y salta a la luz pública Mario Marín Torres, exgobernador del estado de Puebla y sólo por la expedición de una orden de aprehensión en su contra por la arbitraria detención y tortura de la periodista y autora de “Los demonios del Edén” Lydia Cacho. Junto con él, claro está, el fuerte torrente del delito se lleva en su cauce a KamelNacif, también llamado el Johnny quien felicitaba en una conversación evidenciada, al que llamaba con mucho cariño “Gober precioso” por haber detenido a la periodista en la ciudad de Cancún. Posteriormente la habían trasladado a Puebla donde ya no sólo la habían privado de su libertad, sino también había habido actos de tortura.

Alguna vez le leí a Montesquieu que un acto de injusticia contra una persona, es un acto aberrante contra toda la sociedad. La persecución en sí no fue tanto contra Cacho, sino contra todo un país que exige la libertad de expresión. La cantidad de periodistas asesinados y torturados es escandalosa. Muchos saben que esto sucede y optan por el silencio para no padecer los rigores de la delincuencia. Lo cierto es que si no peleamos para acabar con la corrupción y la podredumbre, terminaremos formando parte de ella.

El Gober Precioso fue la mayor parte de su vida como un diamante que brilló con luz propia al desempeñarse en puestos de suma importancia. Fue graduado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, maestro, juez de lo familiar, alcalde de puebla y finalmente gobernador de su estado. Sin lugar a dudas, la ciudad de Puebla, su cuna, debió envanecerse de tener entre sus hijos a una persona que desde sus primeros años se diferenció como líder. Sus padres, Blandina Torres y Crescencio Marín no podían menos que sentirse enteros de su sangre al verlo brotar como experto y practicar en designaciones de categoría, claro, todo ello precedido por una juventud abarrotada de oportunidades en las que pudo demostrar su enorme capacidad.

En lacumbre de su vida y teniendo a su disposición el apoyo del electorado poblano y luego de servir en otros vitales llamamientos políticos, finalmente en el año de 1999 logró convertirse en alcalde de su ciudad y en el 2005 gobernador de su amado Puebla.

Se dice que cuando verdaderamente se ama algo, no habrá intento alguno por degenerarlo en ninguna forma. Mario Marín, hombre floreciente y bendecido con el don ya no sólo de la palabra, sino de ser aceptado por la gente como su líder, hizo cuanto pudo por dañar a todos y a cada uno de sus gobernados.

Creemos que su peor mancha fue el que su gente pensara que al hombrecito de tez morena y facciones poco agraciadas, le agradaran los niños como parte de sus complacencias personales. Tras una penosa conversación con un empresario libanés, es evidenciado como posible pederasta, lo cual lo deja mal parado ante un estado que había confiado en él.

Hoy, luego de mucho tiempo y cuando todo mundo creía que el exgobernador poblano había salido de la escena política, de pronto emerge, pero no para ser llamado a un sitio gubernativo, si por una orden de detención por el maltrato físico y psicológico contra la antes mencionada escritora Lydia Cacho.

No hay nada más vergonzoso para la población de un estado de la república, que el saber que un día estuvieron gobernador por una persona que haciéndose pasar por honorable, en lo secreto labraba la miseria de su gente. Decepciona el saber que este hombre haya defraudado al estado que le vio nacer y que al mismo tiempo lo catapultara a sitios privilegiados de poder en los que lejos de socorrer a su población para alejarla del peligro, la colocara en el fuego cruzado.

Hoy no sólo es él el que ha defraudado a los mexicanos, son varios los gobernadores y exgobernadores que están al filo de la cuchilla. Es triste ver cómo la nación está colmada de alcaldes homicidas y gobernadores que a plena luz del díamaquinan con lo más bajo de la delincuencia y que pese a haber pruebas, hoy siguen  viviendo como si fuesen inocentes.

Hoy el país está totalmente parasitado de corrupción, una fermentación que de a poco nos va llevando a la ruina emocional y económica… ¿tuvo razón Trump cuando llamó al sistema judicial mexicano de “corrupto”?

¡No hagan negocios con México!”, expuso.

Sólo esperamos que el exmandatario poblano no se pegue un tiro como el dos veces mandatario peruano, Alan García, cuando apunto estaba de ser detenido por supuestos actos de corrupción.

Hoy sólo nos resta reflexionar sobre lo que somos como seres humano y como nación y aceptar la opinión de Confucio que dice “Si vemos un acto de corrupción y no hacemos nada, eso es no tener valor” adieu.

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