“El Pana” vuelve a su natal Apizaco  

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Fue un torero único, auténtico, porque con el capote inventó “La Veladora”, con las banderillas creó el “Par de Calafias”, así como el pase con la muleta llamada “El Trincherazo". (Agencia El Universal)

APIZACO, Tlax.- Rodolfo Rodríguez, El Pana, regresó a su tierra natal alrededor de las 04:10 horas y su féretro ingresó al auditorio municipal Emilio Sánchez Piedras en medio de llanto y gritos de “torero”, “torero”. Fue una prolongada espera porque el cuerpo del maestro era esperado desde las 23:00 horas, pero a medida que pasó el tiempo la gente abandonó el lugar y sólo lo recibieron unos 150 dolientes.

El féretro elaborado en caoba partió plaza en este municipio donde nació el 2 de febrero de 1952. Lo llevaron a la casa donde vivió de niño y posteriormente recorrió algunas calles que solía caminar en su andanza como panadero.

Luego lo llevaron al auditorio para ser velado y por la tarde, después de las 15:00 horas, sus familiares tienen programado una misa de cuerpo presente en el Plaza Monumental que lleva su nombre, situada a un costado del auditorio municipal.

Nueve coronas y cuatro arreglos florales custodian el féretro de Rodolfo Rodríguez, conocido aquí como El Brujo de Apizaco, por sus inventivas en las suertes que realizaba con el capote, las banderillas y la muleta.

Fue un torero único, auténtico, porque con el capote inventó “La Veladora”, con las banderillas creó el “Par de Calafias” debido a que lo hizo por primera ocasión en la plaza Calafia de Mexicali, Baja California, así como el pase con la muleta llamada “El Trincherazo”, cuenta Paco Doddoli, matador de toros y Secretario General del Sindicato de Toreros de México.

Rafael Gil, “Rafaelillo”, también torero, dijo que su compadre de grado, Rodolfo Rodríguez, fue un torero con un sello personal, creador de sus propias suertes y garantía de espectáculo por lo que llenó plazas como novillero y después como matador.

Paco Doddoli cuenta con emoción aquella corrida en 2008 en la Plaza México cuando apareció el toro Rey Mago que permitió el lucimiento extraordinario del Pana, tanto como su reinicio en la tauromaquia.

“Ante las suertes que realizaba el Pana la gente se paró de sus asientos y pedía las orejas cuando todavía no terminaba la faena”, recuerda Doddoli.

Pero también el Pana fue espectacular por su personalidad, coleta natural, su modo de arrastrar los pies al caminar, su vestuario y el carisma que derrochaba en el ruedo.

A Rodolfo Rodríguez también lo conocieron con un aspecto rebelde, decía lo que pensaba y “en ese momento habló contra las figuras de la época como Manolo, Curro, Eloy y Mariano y estas cosas pasan facturas como en la vida artística, y al abrir un conflicto con los de arriba le complicaron su carrera taurina”, dice Doddoli.

Sin embargo, lo que se destaca del Pana fue su paciencia porque espero hasta que las cosas tomaron otro rumbo y aquellas figuras se alejan y entonces apareció el Rey Mago para hacerlo triunfar en la Plaza México.

Dice Paco Doddoli que el Pana ya había aceptado el reto de la muerte porque tenía entre 15 y 20 cornadas graves y sabía que en la próxima ocasión podría ser fatal.

“Ya había tenido cornadas de fémur en la México, Mexicali pero la cornada más grande se la dio el mismo cuando no pudo controlar su alcoholismo hace seis años. De hecho trabajaba sólo con medio hígado”, dice el matador.