“El arte del súper hombre”

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Si Peña se empeña en hacer de México un país libre, humano y generoso, es nuestro deber sonreírle a tales anhelos. Si se empeña el buen Peña en presentar a México en el mundo como un territorio fértil a la inversión, sintámonos de orgullo por tales acciones…

La crisis es para los débiles, para quienes creen que existen empleos vergonzosos por ser simplemente serviles y humildes… el trabajo da honorabilidad y subsistencia… es increíblemente grotesco el ver cómo un grupo de personas siembran aquí y allá la semilla de la discordia contra el hombre que ha sido llamado a ser nuestro presidente de la república. Una cosa sí es cierta, los débiles derrotistas y obradores de discordias deben perecer, el mundo no es para ellos, el mundo es para nosotros, los que hemos nacido de nuevo a raíz de un gobierno distinto… los débiles seguirán dando coces contra el aguijón hasta darse cuenta de que su lucha es infructuosa, nosotros que damos por llamarnos “Superhombres” somos el positivismo firme de la vida, descubridores y señores de nosotros mismos y de nuestra existencia, en pocas palabras, hombres libres inspirados por las nuevas victorias… y es que de una cosa sí debemos estar seguros, señores míos, si nuestro presidente de la Republica, hombre levantado en hombros por todos los que han votado por él, se entristece por las desgracias de su pueblo, como hace poco por la terrible explosión en una de las plantas petrolera de PEMEX, nosotros, sus gobernados, sus súbditos, también sentiremos desconsuelo por las tristezas que él llegue a padecer en su función como líder y hombre natural. De igual modo, si se alegra con la prosperidad de su pueblo, y hace propias las penalidades de todos los mexicanos, no tendrá dificultad alguna durante su mandato… ya lo dijo el gran rey Benjamín a su pueblo cuando los reunió para anunciar su retiro como rey a causa de su vejez:

 “… y aun yo mismo he trabajado con mis propias manos a fin de poder serviles y que no fueran abrumados con tributos o cosa pesada de llevar… y nada he hecho para vanagloriarme sino para que se aprenda sabiduría, para que sepan que cuando se está al servicio de quienes son nuestros semejantes únicamente se está al servicio de nuestro dios”

Hace muchos meses, precisamente en la ocasión en la que todos los mexicanos nos dimos cita en las urnas y mientras me ocupaba en visitar a unos amigos en Mier, Tamaulipas, un lindo pueblito mágico al norte del Estado, me topé en la víspera a una mujer que desconsolada lloraba la muy probable derrota del líder en quien había puesto su confianza… me pesó el hecho de que como ser humano dependiese en su ánimo de una persona para lograr ser una súper mujer, una persona grande y fuerte aún y cuando las personas en quienes tuviese puesta su confianza un día le llegasen a fallar. El hombre, el ser humano en sí, es sumamente poderoso y cargado de una fuerza espiritual y moral que lo vence todo. Gobiernos van, gobiernos vienen y sean estos buenos o malos, que den resultados o que no los den, nosotros, los gobernados, seguimos creyendo y seguimos viviendo… esa es una gran característica del súper hombre, ese que saca la casta y vive porque existen personas a su alrededor que dependen de él de un modo tanto económico, emocional o en otros aspectos. Aun cuando son los gobiernos y sus líderes quienes manejan las riendas cambiarias del país, somos nosotros los que lo habitamos los que aramos el campo, los que cosemos las playeras en la maquiladora, los que inflamos el pan en los hornos, los que armamos los autos en las empresas automotrices… aun y cuando los gobiernos son los que nos dirigen, muchos de los logros que tenemos como ser humanos nos los debemos a nosotros mismos y a Dios, inspirador de cada una de nuestras empresas.

 Nadie desconoce que por años hemos vivido en un bullyng económico y violento sumamente vergonzoso, bullyng que, desafortunadamente, ha orillado a muchos a tomar la cruda decisión de suicidarse, abandonar sus hogares y migrar a otros países y en otros casos hasta divorciarse, pero una cosa sí es cierta, la inestabilidad financiera muchas veces depende de uno mismo y es ahí, cuando se cae en ese veredicto, cuando se es necesario sacar al súper hombre, sí, el empezar a poner sobre la mesa las cualidades que tenemos, los dones que se nos han dado y que por vivir superficialmente no nos hemos dado cuenta que los tenemos… es  tiempo de reconocer que tanto las desgracias que han venido a asolar nuestras vidas, lo mismo que las veleidades con las que nos hemos gozado, todas estas han venido como un fruto natural de nuestras mismas obras, de nuestros actos. Hoy somos el resultado de un ayer cultivado… hoy los tiempos cambian y se nos da una nueva oportunidad para ser lo que debemos ser, unos superhombres luchando por un país en crisis atestado por seres humanos en aprietos… unámonos al gobierno al unísono, finalmente ha ganado nuestra patria por medio de esta bendita democracia que nos hace libres… analice bien y recuerde que es en las desgracias, en las penurias, en el que parece ser el último respiro de quien padece, cuando se saca una idea, una respuesta, un halo de inspiración que nos hala nuevamente a la superficie para volver a convertirnos en seres nuevos, motivados y poseídos de un nuevo espíritu noble… y esto me recuerda las preclaras palabras de Nefi cuando pasaba privaciones en el desierto de Arabia “… iré y hare lo que el Señor me ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin antes prepararles la vía para que cumplan con lo que les ha mandado”… si la vida le hace bullyng, analícese a fondo y experimente cosas nuevas con las que pueda salir adelante, la crisis es para los débiles, para quienes creen que existen empleos vergonzosos por ser simplemente serviles y humildes… el trabajo da honorabilidad y subsistencia… ya lo escribí al inicio, los débiles derrotistas no deben existir… esta tierra no es para ellos, el mundo es nuestro, sí, para los que hemos nacido otra vez a raíz de un gobierno que se empeña… los débiles seguirán dando coces contra el aguijón hasta extinguirse… nosotros, que damos por llamarnos “Superhombres” somos firmes idealistas, colonizadores y dueños de nosotros mismos y de nuestra existencia, en pocas palabras, hombres libres inspirados por las nuevas victorias de hombres que nos ayudaran a ser fructíferos y verdaderos mexicanos.