“Desexo infantil”

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La niña Victoria, de Ciudad Altamira, Tamaulipas, Ana Lizbeth, de Nuevo León y otra menor de algunos meses en el estado de Guanajuato tienen una única coincidencia: Feminicidio.

Las maneras en las que estas tres niñitas fueron privadas de la vida son de lo más asqueroso. Entre golpes, violación y ataque con arma blanca fueron mancilladas en un país que por estas actitudes jamás dejará de ser tercermundista e incivilizado.

En pleno 2018 todos podemos afirmar que el hogar no es el sitio más seguro para la felicidad. Escandaliza el hecho de que dos de estos macabros casos de asesinato se hayan verificado en el hogar y peor aún a manos de sus progenitores.

Sin pensarlo muy a fondo en la búsqueda de actitudes que sean exclusivas para mermar la autoestima de un ser humano, señalemos que es en casa donde la desidia y el descuido es lo que hiere de muerte causando decesos emocionales en los hijos.

Según un estudio realizado por una reconocida universidad Canadiense, son los países tercermundistas los que poseen el más alto índice de terrorismo sexual contra los niños. México, Brasil, Colombia, Haití y Venezuela lideran en este caso.

La ausencia de valores morales y la situación económica son dos causas que han propiciado el que sean los mismos padres de familia los que sean el peligro más grande para los hijos. De ahí la importancia de poseer un ideal moral o religioso y una buena educación secular.

La mala economía en el hogar hace cambiar el carácter decualquiera que no tenga la capacidad de autocontrol emocional. No poseer una estabilidad económica frustra y repercute directamente en los más vulnerables, en los que nos esperan en casa. Y es que cuando el agobio monetario cae pesado, muy pocas veces el afectado se desquita con el amigo, con el compañero de trabajo, con el patrón o con el que se encuentra en la calle. Un porcentaje muy alto va y lanza su nausea, su impotencia o falta de competitividad sobre los que aguardan en el hogar, sí, ante la carencia hieren a la mujer o al hombre sin importarles que los testigos sean los hijos.Es por la impaciencia quetransgredimos los sentimientos de quienes deberían de recibir de nosotros la protección y el cariño.

La violencia intrafamiliar es muy conocida. Lo mismo lo es el abandono. Hablar de abandono no es irse de casa. Es verlos ir aquí o allá sin ponerlos alerta de sus actitudes. Es la dejadez una actitud criminal. Muchas veces ni las terapias sicológicas son capaces de erradicar el tremendo mal que dejan este tipo de acciones sobre el ser humano.

Hace unos días un jovencito de doce años asesinó a su prima de ocho en un poblado de Durango. Es triste que la nueva educación apenas salen del vientre de la madre sea la violencia contra los demás, aunque ya no sea por una causa justa, sino por el simple hecho de tener poder mediante la violencia y el rompimiento del derecho humano que todo individuo tiene.

Hoy muchas esposas, esposos, hijos, abuelos, etcétera, son abusados física y sicológicamente por la intolerancia. Se vive a un ritmo de vida en picada en el que cada integrante de la familia tiene sus propios desafíos y se afana en eliminarlos sin el apoyo de nadie. Muchos hijos se enfrentan al mundo a sabiendas que están solos y que solos deberán sacar adelante sus vidas. Lo mismo pasa con los padres. Toda una vida dedicada alos hijos y cuando estos finalmente crecen, no queda más que aceptar sus decisiones y verlos ir en pos de sus propios sueños, sueños y anhelos que ellos mismos han alimentado en ausencia de un padre de familia interesado. Ni qué hablar de los abuelos, gente vetusta y condenada a perecer en el olvido convertidos en una pieza más de la casa, un mueble viejo y sin uso, un mueble que aunque no tenga mucha acción, cuesta y hay que cuidar delicadamente hasta que físicamente deje de ser.

Analicemos a conciencia dónde están ahora nuestros hijos. Y no hablo precisamente de que ahora los tengamos en casa sino dónde se encuentra su corazón. Comúnmente su vida gira en torno a lo que opinen sus amigos o personas que en las redes sociales influyen con poder en ellos.

Hoy el mundo ha enloquecido de sexo infantil y es una cantidad enorme de hombresy mujeres los que viven embutidos en páginas de pornografía infantil buscando imágenes de satisfacción sexual. Hoy los depredadores sexuales están a nuestro lado y no lo hemos advertido.

Tres niñitas se nos han ido y no podemos con la frustración. Nos ahogamos ante tanta cobardía y nos conformamos con mirar al cielo y pedir al de arriba que las tenga en su santa gloria porque aquí, aquí simplemente no pasará nada. Adieu.