ESTADOS UNIDOS.- La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos decidió hoy que el caso del adolescente Sergio Adrián Hernández Güereca, muerto en territorio mexicano en 2010 por un agente de la Patrulla Fronteriza que disparó a través de la frontera, sea analizado de nuevo por la Corte Federal de Apelaciones del Quinto Distrito, con sede en Nueva Orleans.
La decisión constituye un revés para el gobierno federal, que había ganado una decisión de la Corte Federal de Apelaciones, que sostenía que el agente fronterizo tiene inmunidad calificada y no puede ser demandado por la familia del adolescente mexicano.
Los jueces del máximo tribunal judicial del país dictaminaron que el agente de la Patrulla Fronteriza no puede calificar para la inmunidad y solicitaron a la Corte Federal de Apelaciones el decidir sobre otras cuestiones.
“Los hechos alegados en la denuncia representan un incidente perturbador que resultó en una pérdida de vida desgarradora”, indicó la Suprema Corte en una opinión escrita sin firmar.
“Si los peticionarios pueden recuperar los daños por esa pérdida en esta demanda depende de las preguntas que serán mejor respondidas por la Corte Federal de Apelaciones”, precisó.
El caso llegó a la Suprema Corte luego de que en abril de 2015, la Corte Federal de Apelaciones del Quinto Distrito, con sede en Nueva Orleans, dictaminó que el agente fronterizo Jesús Meza Jr. tenía inmunidad calificada y no podía ser demandado.
La Corte de Apelaciones argumentó que la familia de Hernández Güereca no podía demandar el amparo de la Cuarta Enmienda Constitucional que garantiza el derecho de las personas contra registros, incautaciones y detenciones irrazonables, dado que el adolescente era ciudadano mexicano en suelo mexicano, y carecía de toda “conexión significativa” con Estados Unidos.
Sergio Adrián murió el 7 de junio de 2010, cuando se encontraba en el lecho seco del río Bravo en el lado mexicano de la frontera en Ciudad Juárez, cuando el agente Meza, que patrullaba él área en bicicleta, le disparó desde el lado estadunidense, bajo el argumento de defensa propia al sostener que estaba siendo atacado a pedradas por el adolescente y otros jóvenes.
Sergio Adrián murió de un balazo en la cabeza en el lado mexicano del río Bravo, sin que Meza y otros agentes fronterizos que habían acudido al lugar le prestaran ayuda.
El incidente fue documentado por varios testigos, uno de los cuales logró captar un video del mismo utilizando un teléfono celular.
El incidente provocó una ola de indignación en México y una serie de protestas en Ciudad Juárez. El gobierno de México exigió una “profunda e imparcial” investigación de los hechos.
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