“Broncamente homofóbico”

0
896

Desde que América es continente y desde que México es México, siempre se ha dicho por tradición o por tanteo que en el norte del país están los meros machos, los vaqueros, los varones de pelo en pecho y los que gritan ¡!Ajúa! montados en un buen potro. Ni qué decir de la belleza ancestral heredada de las mujeres nativas de las tribus Siux, huicholes y tarahumaras.

El cine nacional de la época de oro se encargó de realzar y elevar a un grado muy alto la llamada “hombría” del macho así como la femineidad mexicana. Por años las damas nacionales y extranjeras veían al hombre de este país encarnados en actores como Antonio Aguilar, Jorge Negrete, Emilio “El Indio” Fernández, Pedro Infante y muchísimos más. Del mismo modo la admiración extranjera no le quitaba el ojo a María Félix y a Dolores del Río… pero hoy, que el hielo ya se nos ha derretido en los polos, que el Amazonas por poco y se queda calvo, que el río Santa Catarina se ha secado y que Xochimilco lejos está de ser aquel agraciado paraje en el que las bellas actrices mexicanas grababan películas, las cosas han cambiado de una manera dramática.

De un tiempo acá se han creado grupos de diversidad sexual que han dado al traste con los tontos estereotipos sexuales que por siglos ponían incómodos a quienes por naturalezas ya no cabían emocional y físicamente en sus cuerpos. Los homosexuales, lesbianas y otros grupos comenzaron a buscar ya no sólo sus espacios, sino la exigencia a ser respetados y a ser aceptados como cualquier otro ciudadano.

Dicha evolución del sentir humano no ha indicado nunca que la masculinidad o la feminidad hayan caído en desuso, devaluación o demérito. Demente sería pensar que la desvalorización del machismo le haya reducido el tamaño de sus testículos a los varones aunque claro está, la hombría jamás se ha basado en su tamaño como mucho menos la feminidad en la dimensión de los senos… pero ¿A qué viene todo este bla bla bla sobre la virilidad y feminidad? … Obvio, a causa de otro supuesto político de mucho verbo infértil y pensamiento ignorante… sí, y es que hoy por hoy, Jaime Rodríguez Calderón, ese gobernador salido de la calle y malamente conocido como El Bronco, se dedicó hace un par de días a proferir expresiones homofóbicas que por obvias razones lo dejaron muy mal parado ante la sociedad.

Todo cae por su propio peso y la sabiduría popular ha dicho que aunque la mona se vista de seda, mona se queda, por ello no se hace raro ver que ese hombre que un día tomó las riendas de un vasto territorio como lo es Nuevo León, hoy sacara a flote lo que es, su oscurantismo y su falta de tino y sensiblería en un asunto en el que como actor fundamental en la dirección emocional de una población que lo menos que desea es pasar por contiendas y enemistades entre grupos con diferentes opiniones.

No es la primera vez que El Bronco habla sólo porque la naturaleza le dio la oportunidad de tener boca y que al hacerlo únicamente hiere hasta el fondo. Comentarios como: “Yo no soy homofóbico porque la fobia es un miedo y los homosexuales no me dan miedo, me dan asco”, lo único que provocaron fue una borrasca de desacuerdos y pleitos que dejaron muy mal al gobierno de Nuevo León.

Lo más curioso de todo fue que hace apenas algunos meses, justo cuando se celebraba el día nacional contra la homofobia y en la que el presidente de México Enrique Peña Nieto anunciaba la propuesta de que el matrimonio entre personas del mismo sexo fuese constitucional, el mismo Rodríguez Calderón expuso:

“Si eso es una ley, nosotros la cumpliremos. Hoy creo que es un día especial, de respeto a la libertad de cualquier persona y yo siempre he creído en eso”

Hubieron de pasar unos meses antes de que ante esta ola de marchas a favor de la familia y de la igualdad de género en la que agobiado por tanta exigencia de libertad estallara y dijese hasta un “Pues si así lo quieren que se casen… y ya pueden hacerlo en Saltillo”

 Le guste o no, este hombre tendrá que apegarse a la ley que rige a su propio estado y en el cual existe el matrimonio entre personas del mismo sexo. Nadie tiene necesidad de salir de su entidad a pedir ayuda a otra si en su propio territorio se tiene la libertad para llevar a cabo tal o cual trámite civil.

¿Qué gobernador tiene la capacidad para gobernar limpiamente a un estado si dentro de sus palabras existe un: “No estoy de acuerdo en la adopción (homosexual), eso sí es contra natura” o un “Yo puedo tener un hijo gay, o puede salirme alguien, un hermano, una hermana, un primo, pero como gobernador yo tengo que poner un buen ejemplo”?… en definitiva la ciudadanía quedó muy corta en su democracia al optar por ser gobernada por un hombre con ideas de Neanderthal.

A lo largo y ancho de territorio nacional es bien sabido que el respeto al derecho ajeno siempre acarreará paz. El hecho de atentar contra la libertad de ideas y expresiones físicas o emocionales siempre traerá consigo violencia. Hoy el Bronco dice que no tiene nada contra los homosexuales y lesbianas, de hecho hasta se jacta de tener amigos con esas tendencias con quienes pasa tardes muy a gusto, sin embargo cada una de sus expresiones sobre el tema no dicen otra cosa que eso, que es un homofóbico en potencia que lo único que hace para salir adelante de su aversión hacia los de sexualidad diferente es enviarlos a otro estado para que hagan lo que bien pueden hacer en el propio. Atinadamente el gobernador de Coahuila expuso abiertamente que en su estado no se reprime ni se desprecia a nadie, que ahí la libertad existe y que serán bienvenidos todos aquellos que busquen un bien social y emocional… así que la paz de los ciudadanos no sólo la dan las leyes, sino la entereza, la paciencia y el amor genuino que pueda tener un gobernante por su gente. Adieu.

Mantente informado las 24 horas, los 7 días de la semana. Da click en el enlace y descarga nuestra App!