“Bochornos presidenciales”

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No hay nada más execrable para alguien que ha luchado por llevar una vida agradable a la vista de quienes lo rodean y no tanto de Dios, y que de pronto una desafortunada acción de su presente o alguna otra sacada quién sabe cómo de su pasado, lo evidencie como algo non grato a la sociedad. De no manejarse con cautela o con la suficiente fuerza emocional, algo como eso bien podría desembocar en lo funesto… y es que llevar una vida privada como tal, puede que no sea un desafío para quienes vivimos como ciudadanos en una provincia como la mía o como la de usted que ahora me lee y que como muchos otros miles de ciudadanos nos dedicamos exclusivamente a vivir para nuestra familia. Volverla privada o abierta es muchas veces al gusto. Hacerlo tal vez no nos causa algún mal irreversible, pues se vive de un modo tan cotidiano que hasta se publica en “estados” en las redes sociales. Sin el menor recato se agregan imágenes de cumpleaños, bodas, reencuentros y hasta uno que otro romance. Las redes sociales son en cierto modo una válvula de escape o una manera vanidosa y egocentrista de manifestarle a quien se atreva a rascarle a nuestro muro lo que somos, lo que hemos logrado o simplemente demostrar nuestros rencores, frustraciones, goces, felicidades y hasta inconformidades. Aún y cuando las políticas de privacidad en las redes sociales se afanan en proteger al usuario de personas malintencionadas, dichas políticas muchas veces resultan insuficientes para quienes buscan de un modo u otro afectar al consumidor y a sí, sin esperarlo, de pronto muchos se ven evidenciados en sus vidas privativas.

Si hemos de hablar del mundo de la política y del espectáculo, son muchos los artistas que han logrado que su privacidad no sea violada. Nadie sabe cómo se logra, pero lo tienen. Adela Noriega, por poner un ejemplo, tan famosa como lo es, nadie sabe de su existencia cotidiana, ni siquiera mientras graba una telenovela que garantizará con toda seguridad incrementar su fama. Lo mismo ha pasado con algunos políticos que han llevado una vida tan oculta cuya coraza de privacidad es tan resistente que no ha habido nada que la penetre.

Muchos se han preguntado cual es el límiteautorizado para la prensa en cuanto a intervenir en la vida íntima de los políticos. Sabido es que en el caso de los artistas este muchas vecesse rompe cuando los llamados paparazis irrumpen irrespetuosamente en sus vidas. Claro está, cuando el artista está en un momento de esplendor esto bien podría hartarle, pero de encontrarse en el declive fatuo de su carrera, un escándalo muchas veces provocado por ellos mismos, bien podría elevarlos del olvido hasta ¿por qué no? posesionarlos nuevamente en una nueva línea de popularidad inesperada.

Desafortunadamente la vida política es muy diferente a la de los artistas de moda o a los que en otro tiempo fueron la novedad. Trabajar al servicio de los ciudadanos en un partido político requiere de una imagen tan pulcra que no acepta manchas y mucho menos borrones en las páginas de su vida privada. El ciudadano no perdona errores garrafales en la vida de quienes planean gobernarlo y de tenerlos, tienen muy pocas probabilidades de lograr una buena posición en una contienda electoral. No se pueden dar el lujo del escándalo durante el ejercicio de su autoridad, mucho menos el que sea develado un pasado que bien puede dar al traste con toda una carrera política y no sólo eso, un error de tales proporciones puede llevar consigo el fracaso ya no sólo de su carrera en la política, sino de todoun partido político afectandoelecciones postreras y hasta el cambio de un país.

Son muchos los casos de grandes personalidades de la política que han caído ante el desastre de un escándalo.

Mónica Lewinsky fue una mujer tan sensual y hermosa que no le importó revelar un día que era amante del Presidente del país más poderoso del mundo. Tal declaración trajo una bochornosa situación para el presidente que tuvo que acercarse al congreso, aceptar su error y con los ojos llenos de lágrimas, pedir perdón a la nación estadounidense. Durante un recorrido por Irlanda expuso ante un impensado encuentro con la prensa:

Lo siento mucho, dijo en presencia de Bertie Ahern, entonces primer ministro de ese país, ya he dicho que cometí un error y estoy muy arrepentido.

Joseph Lieberman, demócrata de renombre y ex colaborador de Bill apuntaló abiertamente que el comportamiento del presidente era inmoral y vergonzoso y que por ello no merecía más que el rechazo público. Una vez más, el presidente no tuvo otra opción que declarar:

─Estoy de acuerdo, cometí un error y lo siento.

Otro de los que tuvieron que dar, por decir así, un paso atrás en sus decisiones políticas fue el gran estratega militar del comunismo cubano Fidel Castro. Al ver que la revolución comunista no había dado en su plenitud los resultados esperados, expuso en el Aula de la Universidad de la Habana el 17 de noviembre de 2005 lo siguiente:

─Nuestro error más grave fue el creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo.

En 1982, José López portillo, entonces presidente de México se disculpó abiertamentedurante su último informe de gobierno por no haber podido satisfacer durante su sexenio la promesa de campaña de sacar de la pobreza a los mexicanos más olvidados. En sus propias palabras reveló:

 “ A los marginados, a los desposeídos, a los que hace seis años les pedí perdón y  que he venido arrastrando como una responsabilidad personal, les digo que hice todo lo que pude para organizar a la sociedad y corregir el rezago, que avanzamos y que si por algo siento tristeza, es por no haber acertado para hacerlo mejor.

Del mismo modo se disculpó por haber llevado a la moneda nacional a una devaluación escandalosa.

Ni qué decir de lo sucedido en 1985 y la reacción de indignación por parte de los ciudadanos cuando luego de un terremoto y en medio del caos y muerte de cientos de personas, el entonces presidente de la repúblicaMiguel de la Madrid Hurtado tardó tres días para dirigirse a la nación y lo primero que hizo ante el desastre fue instar al Ejército a que se centrara en “resguardar” los edificios destruidos antes que intentar buscar y rescatar a los heridos.

En la actualidad ni cómo olvidar la patética participación de nuestro presidente Enrique Peña Nieto y su desconocimiento de la literatura mexicana en la feria internacional del Libro en Guadalajara. Su ignorancia cruzó fronteras al confundir títulos de libros y autores reconocidos internacionalmente. Tan bochornoso fue el escándalo que el mundo entero se reía de que México fuera gobernado por un hombre que no conocía ni lo más básico de la literatura de su propio país… y finalizamos con el llamado Bronco, Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo león quien ofreció una disculpa por emitir en su discurso la frase “A una niña gorda nadie la quiere”… y es que la ciudadanía, por más disculpas que una autoridad pueda dar, esas ya no tienen validez alguna, mucho menos cuando las heridas infringidas tiene qué ver con los sentimientos… ¡Escándalos, intemperancias ydesvergüenzas!, ¡Bochornos, turbaciones y mássoflamas!…No por nada ya lo expuse al inicio, no hay nada más odioso para alguien que ha peleado por llevar una vida encantadora ante el Altísimo y la sociedad y que de pronto una desventuradaacción lo revele como algo non grato a la sociedad… hoy por hoy nos es indispensable ser tan naturales como nos lo dicte nuestra naturaleza y evitar así acciones que puedan rompernos las metas y las ilusiones en un futuro no muy lejano… adieu.