Una taza de café cargado entra a toda prisa al salón. No es fácil ignorarlo, puesto que el aroma es muy fuerte y la porcelana va caliente. El encargado de la encomienda debe esquivar cámaras y periodistas, y al final, lo logra. Entrega el café a J Balvin, quien habla de sus tatuajes y de la forma en que agradece por cada cosa que vive.
Enfundado en mezclilla, esa que aunque parece vieja seguramente es de diseñador, el colombiano le da un sorbo al café recién llegado y habla de lo que significa para él presentarse por primera vez en el escenario del Auditorio Nacional el 8 de abril de 2017.
A tan sólo tres años de que su disco La Familia saliera a la venta, Balvin no sólo ha conseguido vender millones de sus canciones en las plataformas digitales, también rompió el récord de Billboard al estar por 25 semanas consecutivas en el número uno.
Él se sigue llamando a sí mismo un soñador. “De andar a pie, pasé a un Ferrari, de un bus pasé a un avión, que nunca ganaría un Grammy haciendo reggaetón, que tampoco llegaría a ser el uno en el Billboard, me confundieron con un loco cuando era un soñador”, dice en el tema “Qué raro”.
“Sí me ha pasado que una vez que ha transcurrido todo esto me han buscado personas a quienes sólo les interesa lo superficial, y creo que a todos los artistas les ha pasado alguna vez”, dice el reggaetonero.
Con su voz calmada y de frases cortas, Balvin está convencido de que el género aún tiene mucho tiempo por delante y que será gracias a las canciones que el público siga aceptando a la música urbana.
“Es música para todos, incluso cuando los papás lo escuchen de sus hijos podrán interesarse en el género”, aseguró, el cantante de 31 años.
Además comentó que aún espera poder colaborar con Rihanna o Drake próximanente de la misma forma que lo hizo con Justin Bieber.
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