“Atentados al furor”

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El economista, político y escritor francés, Jacques Attali, decía que en un mundo donde la información es un arma y donde incluso es el código de vida, el chisme es como un virus, el peor de todos, ya que destruye el sistema inmunológico de la víctima.

Al pensar en esto recuerdo el reciente tuit del periodista mexicano Ricardo Alemán. Este tipo se convirtió en muy poco tiempo en un personaje del catálogo nacional que incluye a todos aquellos mexicanos que luego de probar la gloria, en un tiempo relativamente corto, probaron también el infierno.

El antes mencionado informador saltó a la fama al ser el predilecto del Consejo Ciudadano para ser galardonado con el Premio Nacional de Periodismo 2005. Desafortunadamente para él y para muchos de sus seguidores en televisión y redes sociales, una frase tuiteada por él dio al traste con una carrera periodística que pintaba para ser sorprendente.

Al articulista tal vez se le hizo como una chuscada tuitear:

“A John Lennon lo mató un fan, a Versace lo mató un fan, a Selena la mató una fan, a ver a qué hora chairos. Les hablan” (Sic)

Como digo, tal vez a él como comentarista de opinión o haciendo alarde de la libertad de expresión, se le hizo gracioso o fácil enunciar algo que muchos tomaron como una agresión o más bien como una clara invitación a deshacerse, desaparecer, aniquilar, levantar, asesinar al candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador.

Apenas enterados, colegas y líderes políticos, así como el resto de la población, condenaron enfáticamente el mensaje invitando a la disculpa y al retracto. Como era de esperarse, Alemán envió un mensaje que resultó insuficiente en un tiempo electorero en el que una frase contra tal o cual candidato puede ser tan peligrosa como la mordedura de una serpiente, un misil de destrucción masiva, un atentado al furor.

En breve fue dado de baja del canal Once y Foro tv, donde conducía con cierto éxito “La mudanza”. Del mismo modo Televisa deshizo el contrato que tenía con el conductor y horas después también fue despedido deshonrosamente de Grupo Milenio.

Estamos tan acostumbrados a ser tan irrespetuosos, insensibles y miserables, que literalmente nos importa muy poco mancillar con palabras la nobleza o virtud de los demás.El respeto a la acción ajena siempre acarreará paz y por obvias razones la intromisión en las acciones de los demás, violencia. Por años y tal vez siglos hemos creído erróneamente que vivimos civilizados cuando esa palabra por su significado no nos llega ni al tobillo. Poseemos una religión que defendemos a capa y espada. La protegemos como si fuera algo de mucha valía sin importar el que al defenderla, minimicemos o justifiquemos ofender a quien crea o piense diferente. Defendemos a un hombre que se ha alzado como el portador absoluto de la verdad y que nos ha prometido ayudarnos a alcanzar lo que ellos mismos han acuñado como “Vida eterna”. Ni qué decir de quienessiguen la fabricada palabrería de un hombre muy versado en la política que promete ser el salvador económico del pueblo. Un hombre que da su palabra diciendo que arrancará de golpe el hambre y la falta de empleos y otro que jura salvarnos de las lenguas hirvientes del infierno, no son más que lenguaraces jugando con la bondad y nobleza del ser humano.

Los seguidores se ambos mentirosos hacen y deshacen por lograr que sea él y no ningún otro hombre el que pise sobre diamantes mientras que ellos, caminan al sol del mediodía acuciando a la gente a seguirlo. El resultado siempre será el mismo: Coronado el pastor y elevado al poder el político, la miseria seguirá atosigando el estómago vacío del pobre y sus pies seguirán caminando descalzos en la tierra caliente.

Hoy, en plena campaña política tras la búsqueda del nuevo emperador azteca, hablar a la ligera se ha vuelto toda una usanza. El líder de un partido golpea al otro con falsedades incomprobables y así, en una lucha encarnizada por alcanzar el poder, causan que el electorado tome parte de uno o de otro. En tal división se crean contiendas y desencuentros populares mientras que los de arriba, los candidatos, comen tranquilamente en los mejores restaurantes de la capital.

Muchas veces hablamos tan a la ligera que no tomamos mucho en cuenta que nuestras palabras pueden causar catástrofes. Muchos de nosotros tenemos la manía de hablar tan negativamente de todo, que el mote de “nefastos merolicos” nos encaja a la perfección.

En conclusión apoyo la Marie Curie en su opinión de que debemos tener menos curiosidad por la gente y más curiosidad por las ideas. Sólo evitando el atentar contra la paz por medio de palabras livianas, es como podemos acabar con el furor y el descontento.

La lengua es una espada de varios filos. Bien puede ser el conducto para expresar extraordinarias ideas que puedan maravillar al mundo y al mismo tiempo causante de las muchas guerras que han asolado al orbe. La lengua posee un poder mucho más grande que una bomba atómica, pero al mismo tiempo la sencillez de una frase de amor que bien podría cambiarlo todo. Es el motor o el punto de origen del afecto o del odio entre los seres humanos, adieu.