GALES.- Una pareja de abuelitos, quienes viven en un asilo, jamás pensaron que podrían sentir las olas del mar en sus pies de nuevo, ya que están confinados a una silla de ruedas.
Gracias a un especialista en sillas de rueda para la playa, Margaret Pullen de 84 años y Richard Henry de 88 pudieron sumergir sus pies en el agua una vez más. El centro de cuidados Swn-y-Mor inicialmente adquirió algunas sillas con ruedas semejantes a ‘globos’ el año pasado para ver cómo se adaptaban los residentes a ellas.
Estos disfrutaron tanto tener la libertad de visitar la playa de nuevo, que el centro lanzó una campaña para recaudar dinero y adquirir las sillas nuevas de manera permanente.
Compañías cerca de Port Talbot, grupos comunitarios y el concejo se involucraron en una recaudación de fondos para el tema. Handsale, la compañía que es dueña del asilo, estuvo de acuerdo en igualar lo que se había recaudado y ahora el lugar tiene dos sillas que valen 3 mil 500 euros cada una.
Margaret y Richard estaban eufóricos por la reciente inversión del centro. Absolutamente extasiados por las nuevas sillas, la mánager del centro expresó:
“Las aman, solo con poder meter sus dedos en las aguas y sentir las olas (…)”
Ella aseguró que se reían como niños e incluso se pusieron un poco sentimentales en su viaje a la playa este viernes con el staff del asilo y voluntarios:
“Hemos tenido demasiadas peticiones de todo el mundo preguntándonos de dónde son porque hay muchos lugares que quisieran usarlas también”, declaró.
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