“♫Patria, patria tus hijos te injurian♪”

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Hace algunos días se corrió la voz de que TAKATA cerraba sus puertas. Se rumoró sobre despidos masivos augurando uncaos sin precedentes en la región norte del país. Hoy, luego de semejante susto a la economía y para beneplácito de la clase trabajadora, se anunció que muy oportunamente la empresa Key Safety Systems, fue la que finalmente adquirió la firma nipona por  588 millones de dólares y lo mejor, optó por conservar de modo total la plantilla laboral con la que había estado trabajando.

Este que ahora escribe y mucho antes de ser amanuense, fue trabajador por muchos años en diversas industrias maquiladoras, supo al dedillo de descalabros empresariales y cierres inesperados en el ramo. Bien se podría hablar de las crisis que causaron la caída de las Torres Gemelas, la guerra contra Afganistán e Irak.

Al servicio de TAKATA en una empresa de Irvin Automotive en Coahuila y como técnico de calidad conocí a los propietarios de la empresa y prospectos a clientes cuyas visitas a la planta Falcomex (Hoy Jaropamex) siempre eran de suma importancia.

Del tiempo que como empleado tuve arranco una cruda experiencia en la que con evidencia puedo decir que como mexicanos fácilmente podemos ser ese extraño enemigo dándole un golpe bajo a nuestra propia patria.

Nos visitaban Randy Urban, un poderoso de las empresas automotrices. La tensión en piso estaba al tope cuidando limpieza, orden, disciplina y claro, que todo evidenciara que trabajar ahí era símbolo de felicidad. De pie miraba a mi grupo de inspectores de calidad trabajando a marchas forzadas inspeccionando cabeceras y descansabrazos de piel. Tras de mí, un par de hombres. Un extranjero compañero de Randy que hablaba el español con mínimos problemas y un supervisor mexicano que lideraba las mismas líneas de un servidor, pero en área de producción.

─Lo que tienen todos estos trabajadores─ Le dijo el supervisor─, es que no tienen visión. Así como usted los mira, sólo trabajan por trabajar siendo su única meta el llegar al día viernes, cobrar, e irse de parranda. No tienen ideales.

─Yo entender lo que usted decir, pero he conocido gente de mucho trabajo en este tu país. No todos ser como usted decir─ Le refutó el extranjero.

─Son raros. Los obreros trabajan y hacen lo que se les dice, son robots y por eso se cumplen las metas, que es lo más importante.

─Yo sentir mucho sus palabras y querer serle muy sincero por no compartir yourtheory. Es verdad que manyFactories consideran  la mano de trabajo, ¿o cómo decirse, cómo se dice?

─Mano de obra.

─Cierto, perdóname… consideran la mano de obra como algo básica, básico, perdón, pero siempre hemos creído que la clave es el lado humano de cada uno de nuestros employees. Haciéndonos amigos de ellos es cómo podríamos mejorarabsolutelyy con los mejores resultados… el trato hombre, hombre, voz a voz, mano a mano traerle a usted más beneficios que ver a toda esta gente como un grupo deandroid.

─Sé lo que quiere decir, señor, pero esta gente no entiende razones.

─Más bien yo ver que usted no querer comprender las mías… bueno, no ser mías, sino de grandes hombres que han estudiado las human relations muy a fondo y han conseguido grandes logros en el mundo empresarial y laboral.

¿De verdad creemos estar listos para exhalar nuestro aliento en aras de la patria?… Este diálogo me hizo saber qué tan cobarde y traidor se suele ser a la hora de defender a los paisanos. No hay peor enemigo para la patria que uno mismo. Más si osare un extraño enemigo… ¿acaso no somos nosotros mismos ese extraño adversario? Lejos de hacerse notar como buen estratega en producción, ese supervisor quedó ante los ojos del norteamericano como un traidor de su raza. Y de esos hay muchos. Los vemos en las fronteras por montones. Chicanos que ven a los nacionales recién llegados como apestados.No por nada según la opinión extranjera somos una cuna de bobos. Nos elevamos como el valiente de la lotería sacando el pecho al aire, machos, valientes, pantalones ajustados y mirada desafiante, pero eso es sólo una pantalla. Ni cuenta nos hemos dado que más de un país nos adjetiva como traicioneros, cobardes e ignorantes. Desafortunadamente las cualidades de nobleza, trabajo, honestidad y fraternidad con las que otros muchos nos catalogan y que abundan en nuestra nación quedan opacadas en mucho por la sombra de esa mala fama que por años y a conciencias nos hemos ganado. Dicha cochambre no es algo que se nos haya venido encima de golpe, se nos ha ido adhiriendo causando con ello una pudrición social, política y cultural.

Una de las razones por las cuales nos ha sido muy difícil elevarnos de la ruina colectiva es porque nos hemos conformado con vivir por muchos años en esa escuela de confort a la que nos han acostumbrado esos hombres a los que les hemos dado voto y confianza. Nos parece normal esa existencia miserable de pollos de granja, animales con un destino único y bien definido: ser criados y mal alimentados para trabajar y mantener a una poderosa, codiciosa y ambiciosa clase política. Desde afuera se cuestionan ¿qué es ese país en el que su líder nacional no lee y el secretario de educación dice ler en lugar de leer? ¿Por qué pagar tributo a expresidentes de la nación? ¿Actrices son primeras damas y diputadas? ¿Desde cuándo un gobierno es prostituta del narco? ¿Un cardenal pederasta? ¿Minas accidentadas y mineros sin exhumar?

Por años los orientales han venido a clavar su bandera comercial, ya no con el fin de intercambiar honestamente productos novedosos que engrandezcan nuestra riqueza, sino para reírse frente a nuestra cara pirateando nuestros productos con una calidad ridícula y mala. Nuestros juguetes tradicionales han sido desplazados por símiles de plástico con agregados de luces. Adiós  a los tejidos hechos por nuestras mujeres huicholes y chiapanecas. Adiós a los tejedores de sarapes, hamacas, sillas, redes y bolsos de fibras naturales que por años han luchado por conservar la tradición. Curiosos nos reímos de esos modos elegantes y bien definidos de los chinitos. Lo que no sabemos es que tal sencillez y definición depersonalidad los han convertido en una potencia mundial del comercio. Mientras nosotros nos reímos de sus peculiaridades, ellos se ocupan enpatearnos el trasero vendiéndonos juguetitos que emboban más y más a nuestro hijos ninis, mientras que los suyos, ya desde los tres o cuatro años se preparan para ser grandes… por eso es que si algo adverso tenemos los mexicanos, según la opinión de los europeos, asiáticos y uno que otro país americano, es el hecho de amar nuestro destino y dejarnos devorar por una jauría de lobos, lobos comiendo bobos, bobos amando serlo pues de dejar de hacerlo sería abandonar esa zona de comodidad que le da una supuesta paz a base de una dieta miserable que cree que es felicidad… aquí no hay ni peor ni extraño enemigo que no sea yo mismo contra mí mismo al estar contra mi gente…adieu.

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